Entrevista a Pablo: vivir sin gluten


Pablo tiene 23 años, vive en Agronomía, estudia Publicidad y trabaja en el rubro de los repuestos de autos. Es hincha de River, le gustan las películas, la buena música y las carreras de caballos. Llevaba una vida normal, como vos, como yo, hasta que un día se topó en su camino con nuestra gran amiga, la Celiaquía.

¿Cómo te enteraste que eras celíaco?
Me enteré a los 20 años, después de descomponerme muy mal y bajar mucho peso. Para descartar enfermedades me hicieron todo tipo de análisis. Y ahí salió mal el valor en sangre del gluten. Me mandaron a hacer uña endoscopia para confirmarlo. Y sí, era celíaco.

¿Qué aspectos tuviste que modificar de tu rutina?
Todos. Tuve que modificar no solamente mi dieta, sino el consumo de shampoo, jabón, cremas, medicamentos, protectores solares, etc. Porque mi grado de alergia es alto. Además tuvo que cambiar el comportamiento de todos los que me rodean en mi casa, respecto a los cuidados que hay que tener con la contaminación. Y socialmente, estoy bastante limitado en las salidas, ya que no todos los lugares tienen cosas sin gluten.

¿Cómo te acompañó tu entorno con esta nueva condición?
Mi entorno familiar y amigos se adaptaron bien. Costó mucho, sobre todo, por desconocimiento. Y padecí el primer tiempo la contaminación cruzada. Es un precio que hay que pagar el intoxicarse algunas veces por accidente. Hasta que se aprende que realmente es muy riguroso el cuidado.

¿Qué complicaciones sentís que tenés hoy en día en Buenos Aires?
Argentina es un país en desarrollo respecto a la enfermedad. Es todo bastante nuevo. Por consiguiente, la mayoría de los restaurantes, bares y boliches no están preparados para recibir celíacos. La mayoría de los celíacos nos movemos por lugares específicos que ya tenemos identificados. Te limita un poco la vida y te "marca la cancha" de qué es lo que podes hacer. Y si el plan incluye comer o tomar algo, es cuestión de organizar previamente. Somos mejores amigos de las viandas.

¿Cómo compararías el trato local y las posibilidades que se les otorga a los celíacos respecto a otras ciudades del mundo?
Bueno, depende qué lugar del mundo. Hay países que están súper desarrollados, sobre todo en Europa. Pero hay otros que están peor que Argentina. Sobre todo en Centroamérica y Sudamérica. Si comparamos Argentina con España, estamos a años luz: los restaurantes y lugares tienen por ley la obligación de ofrecer cosas sin gluten. Y eso acá no pasa. O mejor dicho, no se cumple. Porque existe una ley similar. Y los precios para los productos sin gluten, mundialmente, no tienen nada que ver con nuestro país. El argentino se abusa de esta enfermedad y sube los precios. Y nadie lo regula. En Europa, en cambio, sí.

¿Qué le recomendarías a otros celíacos para que no padezcan esta condición de forma negativa y se adapten más fácilmente?
Les recomendaría que tengan paciencia. Que los primeros meses de adaptación, si pueden, hagan terapia para no estar tan enojados con la vida. Y que piensen que es para vivir mejor y más sano. Obvio, desde el día numero uno, investiguen, se bajen aplicaciones, guías, revistas. Por qué la desinformación no ayuda.

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